Y es que empezar el año nuevo, supone una renovación de todo. Parece todo por estrenar!!!
Nada más lejos de la realidad, pues llega uno al despacho y se encuentra con una colección de mails por contestar, puff que perezón. Después de una hora dedicada a tan tecnológica labor, vamos a las nuevas tareas. Pero, de nuevas no tienen nada, listado eterno de cosas que dejé pendientes por culpa del sexenio.
Madre!!! No sé ni por donde empezar!!! Solución, café con los compañeros viejos, que habrá que renovar las ilusiones, viejas también, pero ilusiones!!!